Hay flores que no necesitan color para brillar. Este ramo es una oda a la pureza: blancos que respiran serenidad, tallos que se alzan como una promesa y un perfume que parece detener el tiempo.
Un ramo que habla de comienzos, de paz y de belleza sincera. Perfecto para regalar luz, o para recordarnos que la elegancia más profunda siempre es la más simple.